Visita a la biblio

 Hoy visitamos la biblioteca, en busca de conocimiento... La verdad es que fuimos a curiosear para ver qué encontrábamos entre los estantes y darnos una idea de la información que podemos explotar para hacer nuestro esperado artículo. Encontré muchísimos libros de química orgánica, electrónica, superficies, química inorgánica, electromagnetismo, espectroscopías... etc. Toda aquella información que forma parte de mi carrera. Quedé sorprendido de que aun me falta mucho por saber; todo aquello contenido en los libros me parece conocimiento infinito, pero me gusta el reto.

 De pura casualidad me topé con este libro que habla sobre la vida y obra de este excelentísimo físico llamado Richard Feymann, quien viene siendo el padre de la nanotecnología, por mencionarla por primera vez en su famoso discurso en Caltech. Es importante conocer la forma en que ese hombre piensa pues de ahí nace lo que quiero estudiar.

Di varias vueltas a los estantes y no encontré ningún libro con un título explícito sobre nanotencología. Es polémico pues la nanotecnología es el trabajo conjunto de la física, la química y las matemáticas así que englobar una obra que abarque tanto terreno no suena práctico, sin embargo podría haber algo de historia o una introducción, algún libro que hablé de manera general como el curso que llevé en primer semestre que era “Introducción  a las nanociencias“. Claro me faltó hacer una búsqueda específica, así muy probablemente hubiera encontrado el material mencionado.

Quiero incluir también un par de cosas chistosas que me encontré. Como ven en la portada a la derecha (disculpen la imagen mal orientada, me dio flojera rotarla) “Tecnología del Surimi“. Lo primero que pensé fue que quizá era alguna metáfora o algo parecido pero al hojearlo, hablaba de todo lo que puedan imaginarse del surimi, esas  riquísimas barritas blancas con naranja que saben a cangrejo. No me parece una comida muy común, sin embargo esos autores le dedicaron un gran tiempo y espacio a lo que debe ser su platillo preferido.

 Después encontré el libro más grande que jamás había visto. Fue difícil sacarlo de la parte superior de la repisa, no es tan pesado como parece pero sí tiene un aspecto viejísimo. Es un diccionario británico que me parece que contiene todas las palabras que pueden existir. Cuando lo bajaba pensaba que es mucho más fácil organizar la información en tomos o volúmenes pero es un diccionario y se vuelve más práctico tener todo en un solo sitio (aunque se tenga que usar una grúa para devolverlo).

Imaginé que contenía todas las palabras del mundo, así que busque Mitchell, el cual no he encontrado su significado, y encontré algo parecido: Mitch, el, la. Viene siendo una planta de un cierto género confuso, venían muchas abreviaciones y términos en inglés.

Me enriqueció mucho la visita a la biblio y amplió el panorama que tenía de la información que puedo obtener de el “Archivo“ como la llamaría Kvothe en “El nombre del viento“ de Patrick Rothfuss (Se los recomiendo muchísimo).